Enrique Lojo y el travestismo

Existe un video de mi infancia que tan sólo un contado número de personas (todas ellas muy cercanas a mí) han podido ver. Se trata de una de esas grabaciones vacacionales y veraniegas, el registro de una de muchas mañanas en el hotel Tropicana, en la Carihuela, Torremolinos, Málaga. Un chavalín paliducho, que podréis identificar con mi persona, está viendo Campeones. Hasta ahí todo normal. Lo curioso es su atuendo, un bañador de una sola pieza, de mujer, a flores, bellísimo.

Ya de pequeño dejaba entrever mi gusto por el travestismo. No se equivoquen. Adoro como se ciñen esos vestidos en la parte alta de mi pecho, como se aferran a mis hombros dejando volar la imaginación por el bajo vientre, con las piernas notando únicamente  el suave roce de la una contra la otra.

Envidio a las mujeres por la amplia gama de complementos que tienen a su alcance, por los distintos cortes de sus vestidos, por el abanico de sus peinados. Como ser humano superficial que necesita reafirmarse mediante el trabajo constante de su imagen (en busca de un camino que lo defina y diferencie dentro de esta turba uniformada de sujetos) encuentro que las opciones que se les presentan a las mujeres tienen, en su variedad, un valor incalculable. Debido a las consideraciones anatómicas, culturales, prácticas, y a una innumerable cantidad de prejuicios y trabas sociales, asumo que la vestimenta que me corresponde es la masculina. Soy un hombre y me encanta, pero joder, adoro esos vestiditos entallados.

Mi última novia no era muy aficionada a mis cambios de vestuario. Tanto ella como muchos otros creían que semejante conducta se asociaba irremediablemente con la homosexualidad. Cortos de miras, no alcanzaban a entender que uno puede sentirse tremendamente a gusto con una mujer y desearla con locura (y sentirse atraido por un hombre tanto como por un trozo inerte de corteza de abedul) pese a compartir  con ella un colorido fondo de armario.Me pregunto si aún conserva una foto de los dos juntos. Yo salía en camisón.

Lo que nunca me pudo quitar es este bonito video. Si tú notaras que es un tormento y no te acabas de decidir…da el paso y ponte su lencería íntima.

3 respuestas to “Enrique Lojo y el travestismo”

  1. Nanduco Says:

    Yo de pequeño solía utilizar el pintalabios de mi madre… que recuerdos… No obstante esta entrada me ha disgustado, pensé que yo era diferente para ti, Enrique… xD

  2. Fiuza Says:

    es normal que me sienta excitada despues de haber visto este video?

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