María Laura Corradini Falomir, lo tienes todo, aunque te sobran apellidos

Aunque Sergio difiera, yo encuentro a Chenoa tremendamente atractiva. Quizás no es la chica con el mejor físico del mundo pero eso es porque los medios nos tienen muy mal acostumbrados. Si nos encontrásemos a Chenoa por la calle pensaríamos «Oh, que chica tan normal», pero también «Oh, que chica normal tan mona, me gustaría practicar el sexo con ella o tomar un café» (yo una Coca Cola, que es como mejor asimilo la cafeína).

Laura, a mi me gusta llamarla por su nombre bautismal, tiene un tipito pizpireto pero generoso, una voz ronca y profunda que desgarra con sus melodías tan pegadas a los sentimientos de verdad (no como esas metáforas entrincadas que no hay quien coño entienda), tiene también carácter, de barrio, de ese que gusta por bruto.

A mi Chenoa me gusta. Yo sería su novio. O su mascota. Tarareo con cierta asiduidad uno de sus primeros sencillos, quizás el más exitoso, aquel de «Cuando tú vas, etc.». Eso significa algo, digo yo. Forma parte de mi vida.

Que te gustase Natalia rozaba la pederastia, Verónica acabó dando asco en Supervivientes, Rosa es muy riquiña pero no permite conversaciones y Nuria Fergó está bien si te gustan las tonadilleras. Pero Lau es distinta, tiene magia.

Si me cantase «Ven atrévete, sedúceme…», yo iría.

La zarina de mi corazón